
La guinda a esta hipocresía municipal, la ha puesto recientemente el concejal de la oposición Jose María Fuentes Pila (Partido Regionalista de Cantabria), al afirmar que no hay que criminalizar a los jóvenes por el botellón(dice que esto afecta a la autoestima de los jóvenes). Textualmente "no es erradicar el botellón, sino buscar soluciones". Desde el ayuntamiento, Fuentes-Pila ha promovido una mesa de encuentro en la que sienta a todas las partes implicadas y cuya primera conclusión de las reuniones ha sido: hay que distinguir entre el consumo de alcohol entre menores que es necesario erradicar y el consumo de mayores de edad en la vía pública. Quizás este hombre no entienda, que si el ejemplo que le ofrecemos a los jóvenes es beber en la calle, es muy posible que ellos se sientan legitimados a hacerlo.
En Santander, existen muchos beneficiados por el consumo de alcohol de mayores y de jóvenes: bares, pubs, discotecas, supermercados, licencias de terrazas que cobra el ayuntamiento, etc...Esto hace que sea un auténtico negocio que el consistorio, promueve con una mano, mientras con la otra se esfuerza en aparentar una ciudad saludable y cultural. En nuestro pais se da esta doble moral, puesto que la aportación impositiva de una botella de alcohol de alta graduación es del 50% del importe de ésta.
Resulta curioso como ciudadanos de Santander que llevamos varios años promoviendo actividades culturales, solidarias con los empobrecidos, en la calle hayamos visto todo tipo de trabas por parte del Ayuntamiento. Mientras se promueven actividades perjudiciales para las personas, como es el consumo de alcohol. Acabaremos viendo "botellódromos" pagados con nuestros impuestos, como en otras ciudades españolas.
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